Hoy en día, en lo que más se insiste
es en emprender. Se asocia el emprendimiento a las personas más mayores que han perdido su trabajo y que ya no tienen fácil
volver al mercado laboral. Sin embargo, el emprendimiento también es aplicable
a las personas más jóvenes.
Se dice que los niños son los que más imaginación y creatividad tienen,
por ello, en esta noticia se destacan varios casos de éxito de estos niños con
sus ideas.
1. Los calientamuñecas (Kathryn Gregory, 10 años)
Un día que estaba jugando en la nieve a Kathryn le empezaron a
doler las muñecas del frío. Por ello, se puso a buscar un modo de mantenerlas
calientes. Acabó creando los 'wristies', unas mangas especiales para ponerse
bajo el abrigo y los guantes, que con ayuda de su madre logró comercializar. En 1997 se convirtió en la persona
más joven en vender su producto en la red QCV.
2. Velas aromáticas para hombres (Hart Main, 13 años)
Hart Main se burlaba de su hermana por las velas perfumadas que
hacía para vender en la escuela, ya que decía que eran de niñas, y le retaba a
hacer unas para chicos. Sus padres le sugirieron que hiciese lo mismo, y con
sus ahorros comenzó a fabricar velas en latas de sopa recicladas con olores
masculinos: café, menta, bacon, o hierba recién cortada. Dos años después las ManCan,
como denomina a su invento, se convirtieron en un éxito: vendió 25.000 en 2011. Ahora, ha
alquilado un almacén y da trabajo a cinco personas.
3. El polo (Frank Epperson, 11 años)
Los populares polos helados que se comen en verano nacieron en
1905, gracias a un niño de 11 años. San Francisco registró importantes caídas
de temperaturas durante aquel invierno, y una
noche se solidificó una mezcla a base de polvos de gaseosa y agua que había
hecho Frank Epperson en un vaso. El joven no retiró el palo que había utilizado
para remover, y a la mañana siguiente encontró el primer polo. Frank no
hizo nada con su descubrimiento hasta 1922, cuando los ofreció durante un
evento, con gran éxito de crítica y público, por lo que decidió patentar la idea. Tres años
después ya se vendieron 60 millones de polos.
4. Orejeras (Hester Greenwood, 15 años)
Parece que el frío ha sido un denominador común entre los niños
emprendedores. Es el caso también de Chester Greenwood, al que se le helaron
las orejas un día mientras patinaba sobre el hielo. Para solucionarlo, creó una estructura de alambre y le
pidió a su abuela que les cosiera unas almoadillas, dando lugar a las primeras
orejeras. Cuatro años más
tarde, en 1877, patentó su invento, y se dedicó a perfeccionarlo y producirlo
en su pueblo natal. Se las vendió a los soldados de la I Guerra Mundial, y
acabó amasando una fortuna, vendiendo
hasta 400.000 pares en un año. Las orejeras solo fueron el principio, y en su
vida patentó más de 100 inventos.
5. La cama elástica (George Nissen, 16 años)
George Nissen se
inspiró un día viendo a los trapecistas haciendo
acrobacias y dejándose caer en la red de seguridad. Llegó a la conclusión de
que sería más emocionante que siguieran botando sobre ella y haciendo piruetas.
Convirtió el garaje de sus padres en un taller y se puso a trabajar en su idea: la cama elástica. Siguió perfeccionando el invento
durante sus años de estudio en la
Universidad de Iowa, y al acabar registró el producto y saltó al mercado. Dedico el resto de su vida a viajar
por el mundo haciendo demostraciones de como funcionaba la cama elástica.
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